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La eutanasia: el último deseo

Eutanasia es una palabra cuyo recibimiento hoy en día siempre lleva muchas opiniones a favor y en contra de su significado literal, la cual viene de dos palabras griegas “eu” y “thanatos” que juntas significan “la buena muerte.” Cuando estaba investigando sobre la eutanasia, no quería escribir sobre el tema de la gente que está en estados vegetales porque casos así, como los de Terri Schraivo de EE.UU. y Eluana Englaro de Italia, siempre han tenido la más publicidad. En cambio, lo que me interesó más sobre la eutanasia fue el tema de una persona que está enferma pero en buen estado mentalmente y que decide hacer alguna forma de eutanasia.

Como lo veo, hay dos tipos distintos, el primero siendo la eutanasia activa la que consiste en la ayuda de un médico. Según este tipo, el médico puede darle medicina al paciente para que pueda administrársela cuando quiera. Una de las razones por las que la eutanasia como esta ha llegado a ser tan polémica en EE.UU. es por el caso del médico que se llama Jack Kevorkian. Antes de 1999, Kevorkian ayudó a más que 130 a personas morir según sus deseos: una muerte tranquila, sin daño y en su control porque aunque Kevorkian los conectaba a una máquina, fueron ellos los que pulsaron el botón de inyectarse la medicina. Pero todo eso cambió cuándo un tribunal de Michigan lo condenó por el asesinato de Thomas Youk, porque, en este caso, fue Kevorkian quien le dio la inyección, a pesar de que el paciente le dio el permiso para hacerlo, y fue encarcelado en 1999 hasta 2007. Durante su juicio, este tema de pedir medicina para morir llegó a ser muy polémico por razones éticas y morales.

En estos casos de eutanasia, creo que el paciente tiene que tener razones racionales y suficiente prueba médica para pedir a un médico que le de la capacidad de terminar con la vida, y no solo porque está deprimido y quiere suicidarse. Por ejemplo, si alguien tiene una enfermedad muy grave y terminal, como el SIDA o la enfermedad de Lou Gehrig y solo tiene pocos meses de vida, no me extraña que pidiera la eutanasia para hacer más rápido lo que solo va a pasar con el tiempo y con más sufrimiento. Si fuera yo, no me gustaría que mi familia me viera morir poco a poco o que se preocupara más por mí. En cambio, prefería morir con dignidad y sin daño. Con respeto a la cuestión del permiso, no creo que sea un asesinato si la persona no es capaz de darse a sí mismo la medicina y se la da el médico porque fue un acto conciente y, al final, su último deseo.

El segundo tipo de eutanasia es del modo pasivo. A diferencia del primer tipo de eutanasia, en éste el médico no le da más medicina sino la deja de darle la medicina o le desenchufa de la máquina que es necesaria para mantenerlo con vida. Aquí el paciente, normalmente después de llevar bastante tiempo probando varias opciones sin ver resultados drásticos, decide que no quiere seguir con las medicaciones o los tratamientos que pueden prolongar su vida. Como mi opinión sobre el anterior ejemplo, me parece perfectamente razonable que una persona tan enferma que ya ha soportado mucho no lo quería nada. De nuevo, si tuviera cáncer, por ejemplo, y ya hubiera probado todos los tratamientos posibles y ninguno hubiera funcionado y entonces fuera a morir igual, no querría hacerlo más tampoco. No querría más operaciones, ni la clínica más moderna. Pensaría que mi cuerpo y mi familia ya habría aguantado más que suficiente y no habría razón para aplazar lo inevitable. Si bien es todavía una decisión terminar con la vida, creo que la muerte de esta manera es natural y no se debe pensar que es solo una forma de suicidarse.

Para concluir, creo que cada persona tiene derecho de creer y hacer lo que quiera con respeto a la eutanasia. Puedo entender perfectamente las objeciones que tiene la iglesia contra la eutanasia y puedo entender que es la responsabilidad de los médicos ayudarnos a mantenernos vivos, pero por otra parte cada persona tiene derecho de decidir qué quiere hacer con su vida o, en este caso, con su muerte. La eutanasia es un tema muy polémico y, en mi opinión, nunca se sabe qué hacer hasta que está en la situación.

Posted by Caroline Luby a las 5:31 p. m. // // //  

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