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Debate electoral (II): 3 de marzo de 2008. Discursos de cierre

Extracto del segundo debate entre dos de los candidatos a la presidencia española: Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero.
En los vídeos se recogen las últimas intervenciones de ambos: el discurso final de cierre.

Discurso final de Rajoy:



Discurso final de Zapatero:



Para acceder a la versión escrita de los discursos pulsa sobre el enlace:

Posted by Noelia a las 7:00 a. m. // // //  

12 Comments:

  1. Christopher Pipala said...
    En el mundo político, se ve una serie de promesas, planos de reforma, discursos de altas esperanzas, y sobre todo, una red de mentiras. Los políticos intentan engañar a la gente con sus descripciones de un mundo mejor que el actual; un imagen de una sociedad en que todos pueden vivir cómodamente y sin el miedo de factores negativas como el paro, la enfermedad, el terrorismo y tal y cual. A la luz de todas estas ideas y promesas, ¿cómo debe elegir la gente a un candidato? Todos pretenden a alguien que le diga la verdad, aunque en el mundo actual encontrar tal persona sea muy raro.

    El 3 de marzo, los ciudadanos de España se encontraban con este misma problema después de ver el final debate entre el presidente José Luis Rodríguez Zapatero del PSOE y Mariano Rajoy del Partido Popular. Los dos candidatos ofrecieron un discurso muy elocuente al final del mitin con las esperanzas de ganar los votos y los corazones de los millones de telespectadores. Aunque los dos prometieron un montón de cosas que aumentarían el estado actual del país, en mi opinión había un candidato que alcanzó estas metas mejor que su oponente. Este hombre es José Luis Rodríguez Zapatero. Le doy mi voto no por haber ofrecido unas ideas mejores que las de su contrincante, sino por haber demostrado un nivel más alto de sinceridad por todo su discurso. El hecho de confesar sus errores durante los últimos cuatro años al principio del discurso demuestra que no sólo ofrece a la gente una serie de mentiras sino un reconocimiento de sus equivocaciones y la promesa de que trabajará a corregir todo lo mal que ha hecho. Por el otro lado, Mariano Rajoy se fija en prometer que tiene la solución para aumentar la economía y la actitud necesaria para derrotar al terrorismo. Yo le pregunto, ¿cómo va a realizar estos resultados? Habla de una niña con el intento de llegar a los corazones de la gente. Promete que esa niña vivirá mejor que sus padres y tendrá más oportunidades que nunca. De nuevo, ¿cómo? Aunque Zapatero le prometa a la gente un número igual de cosas, por lo menos le ofrece pruebas (por la enumeración de sus hechos durante su presidencia) de que sí puede conseguir lo bueno para el país. Zapatero no se fija tanto en una imagen hipotética de una niña del futuro, sino en como puede aumentar la vivienda para no sólo los más afortunados sino también los que no tienen de todo. Es por esas razones que Zapatero ha ofrecido el mejor discurso de cierre.
    Meghan Tighe said...
    Un buen discurso político debe impresionar su audiencia, inspirarla a decir “¡Sí! ¡Estoy de acuerdo! ¡Esto es lo que yo creo y quiero también!” En el primer discurso que leímos, Rajoy consiguió esta tarea, pero en el segundo se fracasa, su discurso falta creatividad y originalidad. Por el contrario, Zapatero ofrece un discurso nuevo y convincente y ha hablado mejor.
    Zapatero empieza su discurso con el pasado, lo acaba con el futuro, y habla sobre el presente entre los dos. Sigue un patrón cronológico, nos dice lo que ha hecho, y después, usa “Ahora” sumarlo todo. Varia entre las frases “estoy convencido” y “estoy comprometido”; repite las palabras “porque”, y al final usa el mismo verbo en el mismo tenso: “Gobernaré”. Todo esto para subrayar su dedicación al progreso de España y su convicción de que intentar mejorar el país. No solo habla sobre sus filosofías de gobernar y los temas más urgentes – pero igualmente destaca su preocupación por los problemas específicos y necesidades actuales como desarrollo sostenible y la paz. Hay que mencionar un poco de todo – porque los asuntos menos tratados nos preocupan asimismo. Queremos que nuestros políticos se encarguen de la economía y cambio climático, el paro y los derechos de las mujeres. Exigimos y esperamos nada menos.
    El discurso de Rajoy me impresionó menos. Sus pensamientos sobre ETA y la economía dominaron el discurso - casi al punto de demasiada repetición. Me sentía como “Ya lo sabemos” que hay que derrotar a ETA y que la economía tiene una influencia considerable. Si bien son cosas imprescindibles – pero la variedad ayuda. Esta actitud se traduce en un discurso menos bonita y brillante – cuando nos dice todo que hay que hacer y que tenemos que actuar con realismo me desalenta en vez de animarme lista para cambiar el país. Sin embargo, a la vez Rajoy cambia el tema mientras avanza por el discurso. Comienza con España como un gran país, después sus esperanzas para la nueva legislatura, luego su propósito al PSOE, luego los votantes del PSOE, ETA, encima la Economía y la educación, y al final, su “niña”. Es demasiado – como si fuera saltando y brincando desde una cosa a otra. No hay síntesis entre todos los temas. Si no elimina algunas ideas, por lo menos debería añadir algunos buenos conectores. Tampoco no creo que “la niña de Rajoy” era un punto bueno de Rajoy cuando le mencionó antes, por eso no debería haber hablado sobre ella otra vez, y incuso no en su conclusión.
    Me sorprendió que me gustara el discurso de Rajoy más en el primer debate, y el de Zapatero en el segundo. Creo que cambiaron estilos y estrategias lo cual que benefició Zapatero más porque este debate era el final antes de la elección. Rajoy afirmaba que tenía “la cabeza y el corazón” pero en el segundo debate le falló enseñarnos este corazón, y todavía más, falló incendiar el nuestro.
    Meagan Pagano said...
    Mi voto va a ser por Zapatero.

    Porque debería votar a Zapatero por un segundo vez? Alguien se pregunta. Bueno es evidente después de miró el debato.

    Uno- Zapatero presente objetivos claros como que ha conseguido
    Dos- Rajoy solo habló de como le gustaría España va a estar.
    Tres- Zapatero representa la gente de España en una buena manera.
    Cuatro- Zapatero esta joven y tiene la energía necesario para gobernar otro vez
    Cinco- Rajoy parece mala y habla en una manera que era difícil para entender todo que ha dicho

    La único problema con Zapatero en este debate fue cuando el habló sus los cuarto ultimas palabras, “Buenas noches y buena suerte.” Como el famoso americano Edward W. Murrow. Zapatero no es un americano ni periodista. Yo pienso que Zapatero deba llevar su propio traje.
    Caitlin Wolter said...
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
    Grace Campion said...
    Los discursos de cierre es una oportunidad para los candidatos trasmitir sus temas principales concisamente. A lo largo de los debates, aunque hablan de sus políticas y visiones para el país, intentan liarse con ataques personales y gráficos engañosos. Al final del debate cada uno tiene la oportunidad de hablar sin interrupciones y deben intentar aclarar sus posiciones. Rajoy usó su rato para aclarar sus visiones y esperanzas para el país. Ha ofrecido una serie de promesas tal como “la economía es capital” y “gobernaré sin generar tensiones ni divisiones.” Al final, invoca la imagen de la famosa niña para esforzar su compromiso a la gente cotidiana de España.
    Porque no ha tenido experiencia presidencial, no podría construir su discurso de la misma forma de lo de Zapatero. Por otro lado, Zapatero empezó con una referencia a la primera vez cuando los españoles le votaron. Luego reconoce que la crítica que le ha recibido, según él, ha formado un motivo de trabajar con más esfuerza durante los cuatro años que vienen. Ruega al público que le ofrezca otra oportunidad ser líder de “una España unida.” Termina su discurso usando el tiempo verbal del futuro.
    Los dos terminan sus discursos con alusiones. Zapatero da alusión al periodista americano Edward Murrow mientras Rajoy habla de la niña. Los dos utilizan el recurso literario de la alusión, pero en ambos casos, sale infantil y malpensado.
    Marissa Diaz said...
    Para mí, las cosas políticas son aburridas, cada vez la misma cosa: gritando, mintiendo, cosas de niños. Pero los discursos de cierre, para las personas que no les gustan la política, son importantes. Como los discursos de cierre en los tribunales, es la última vez para convencer a los demás. Se suelen usar palabras cotidianas y rellenarlos con sentimientos y metáforas, cosas sencillas y que aplican a cada persona. Rajoy hizo esta exactamente en el debate del 25 de febrero. Su usa de la metáfora de la niña es muy bonita, es más un recurso inteligente. Supongo que todas las mujeres estaban llorando y los padres esperando para una hija cómo la que describió Rajoy. Para contestar, Zapatero habló de sus planes, algo que tiene sentido para un elección. Él también usó palabras cotidianas, pero al mismo tiempo insultando al Rajoy.
    En el debate del 3 de Marzo, creo que había un cambio. Zapatero, siguió hablando de sus planes, pero de una forma más poética. Repitiendo palabras como “porque estoy comprometido” y “Gobernaré,” usando el futuro y con confianza. Rajoy, por fin, habló de sus planes, y por supuesto al final, dio referencia a la niña de España. Creo que Zapatero ha hecho un discurso mucho mejor para algo político. Hablaba de sus ideas, y cuando se vale más, en el debate final, se usa una lengua más metafórica, dejando el público pensando en sus ideas bellas. Rajoy ha hecho lo opuesto, y creo que con esto, él dejó el público confundido con todos sus planes y “esa niña.” Prefiero el orden y las estrategias de Zapatero, y creo que por eso, él gano.
    Samantha Hallowell said...
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
    Karleigh Rose Pettit said...
    Otro día, otro país, otro debate. No estoy presente para todo lo que está pasando en este momento en las campañas electorales de mi propio país, pero me ha fascinado el proceso electoral en España. Si el primer debate terminó en insultos y ataques, el segundo terminó en ideas vagas e intentos defensivos para salvar una campaña.

    José Luís Rodríguez Zapatero es coherente si nada más. A lo mejor debería haber exigido un poco más de si mismo en su discurso final pero también dijo cosas bastante sustanciales como comparado a su oposición. Para empezar él usó la referencia a su experiencia durante sus cuatro años como presidente de España. Es más, sin embargo, Zapatero añadió algunas admisiones de error sin definirlos. Creo que esto fue lo que me interesó más del debate. No se suele oír admisiones de culpa ni error de los políticos y, por eso, el ganó un poco más de mi respeta. Por otro lado, refirió a muchas cosas que a él le importaría si gana la elección esta vez. En mi opinión, eran los típicos temas sin algo nuevo ni definitivo. En esta parte de su discurso final no me convenció de nada porque nada era llamativa.

    El otro candidato principal, Mariano Rajoy, tampoco se exigió mucho de si mismo en su discurso de cierre al final del debate segundo. Por eso es difícil decidir un ganador. Lo que sí me ayudó en convencerme de un candidato más que otro fue el tono y la estructura de las palabras de Rajoy. A mí, me encanta la literatura, la poesía y todos los recursos que utilizan, pero no en la política. Creo que las metáforas y otros rasgos literarios son las cosas que engañan a la gente dentro del ámbito político y eso es malo. Además, podía notar un tono defensivo y desesperado en sus palabras como una respuesta a Zapatero y no sus propias ideas firmas. Eso no es convincente.

    A partir del segundo debate entre los dos candidatos todavía no noté un final claro por ninguno de los dos candidatos. Zapatero ha ganado la presidencia otra vez, y la única cosa que quiero por España es que desarrolle sus ideas mejor para representar sinceramente a la gente española.
    Kelsey Harmer said...
    Ambos discursos hablan sobre el mejor para España, pero el discurso de Zapatero es más convincente de forma que los españoles pueden poner la confianza en él. El discurso de Zapatero es muy general, pero las ideas son claras y organizadas así que los españoles pueden ver su punto muy fácilmente. En el discurso de Rajoy, el habla sobre muchas cosas pero no tienen una idea central. Menciona ETA en el principio de su discurso, y otra vez en el fin después de acabó de hablar de educación. Rajoy ofrece muchos detalles, pero no parece tan humano como Zapatero. Zapatero dijo que he ha crecido del apoyo y la critica y que ahora el sabe que debe hacer. El es racional, sabe que ha cometido errores y quiere arreglarlos. En consecuencia, los españoles pueden ver un hombre, no solo un político. También, Zapatero, habla del progreso y sus planes para los próximos cuatro años. El discurso de Rajoy está desorganizado y no tiene un tema real o planes para el futuro. Rajoy quiere hablar sobre el pasado y los errores de Zapatero y Zapatero quiere hablar sobre el futuro y que puede hacer ahora en el país. Por eso es evidente que el discurso de Zapatero el más fuerte y que los españoles van a votar para Zapatero.
    Caitlin Wolter said...
    La mierda del toro (version corregida)

    Estudio Filología Inglesa y Filología Hispánica. Sé lo bonita que es la metáfora y lo poderosa que puede resultar cuando se usa a propósito. Dicho esto, la metáfora de “la niña” de Rajoy es convincente. Pero, también, sé lo útil que es la metáfora para fingir que uno entiende lo que dice y para llegar a una idea concreta y precisa. Muchas veces la metáfora se usa cuando uno no sabe exactamente lo que quiere decir. En inglés esta técnica se llama “bullshitting,” y es lo que hacemos nosotros, estudiantes de filología para hacer que un trabajo escrito suene bien cuando, en realidad, no hay datos concretos. En el discurso de Rajoy hay que admitir que el final es bastante bonito: “El otro día hablé de una niña. En esa niña pienso, en esa niña que va a crecer, que tiene que estudiar que quiere tener una vivienda. Esa niña está en mi cabeza, esa niña es la que mueve mi sentimiento y mi corazón. Esa niña.” Hace que se acuerde el oyente, el público, de su metáfora del debate anterior. Repite la palabra “niña” para instalar mejor en las cabezas y los corazones de sus votantes potenciales la imagen de esta niña y lo que significa. Incluye sus palabras principales de su campaña “cabeza” y “corazón” para recordar a los miembros y miembros potenciales del PP el anuncio bien conocido con un Rajoy pintado con una sonrisa brillante mostrando el lado sentimental de la política (como si una sonrisa pudiera convencernos de que existe). Con una comparación con el más seco Zapatero, los sentimientos de Rajoy parecen tener mejor impacto: “Gobernaré con firmeza, gobernaré con convicción. Mejoraré las cosas bien hechas y corregiré los errores. Gobernaré con sensibilidad, y estaré muy cerca de los que no tienen de todo. Buenas noches y buena suerte.” Cuando se analizan los verbos de cada discurso es evidente quién realizará más acciones. Según Rajoy, “habló,” modo pasado del verbo, de una niña, y “piensa,” actualmente, en ella. Y ya está. Todas las otras acciones se realizan por la niña misma, una figura más ocupada con su propio futuro que el propio Rajoy. La conclusión seca de Zapatero sin embargo, muestra que será una persona bastante preocupada. “Gobernará,” modo futuro del verbo, con “firmeza,” “convicción” y “sensibilidad.” “Mejorará” cosas y “corregirá” otras. Más futuro. Y bueno, para añadir su frase sentimental “estará” “cerca de los que no tienen de todo.” En un nivel literario, el discurso de Rajoy es mucho más bonito. Pero en un nivel político y realista que es lo que se necesita en una campaña política, el discurso de Zapatero gana y hace menos “mierda del toro.”
    Samantha Hallowell said...
    En el debate final entre José Luís Rodríguez Zapatero del PSOE y Mariano Rajoy del Partido Popular, en mi opinión, el discurso de cierre de Zapatero fue más convincente que el de Rajoy por dos razones.

    Primero, el de Zapatero fue más sencillo y fluido. Zapatero agradeció a los ciudadanos, propuso qué quiere hacer en los próximos cuatro años y pidió sus votos y apoyo. Rajoy empezó a hacer lo mismo pero me perdí cuando estaba hablando sobre lo que quiere hacer en el futuro para España. Pienso que de lo que habló Rajoy no tuvo una estructura fuerte y organizada. Una razón es porque repitió algunas cosas, como ETA y la economía, que ya había dicho. Otra es porque no fue tan conciso como el de Zapatero. Añadió muchas frases para reforzar una idea que me parece innecesaria en este tipo de discurso. Por ejemplo, “La economía es capital. La economía lo es todo. De una buena economía depende todo.” Y luego más tarde “La economía por encima de cualquier otra consideración.”

    Segundo, Zapatero me da la impresión de que le importa verdaderamente trabajar por los ciudadanos y mejorar el estado del país. Zapatero admitió sus errores y con eso mostró que él es humano, como todos, y que siempre habría errores pero él trabajará para resolverlos. Además, Zapatero habló sobre una manera más práctica que Rajoy. Explicó qué quiere hacer y cómo va a hacerlo. Rajoy habló mucho de todo que necesita España pero no tanto de cómo lo hará. Por ejemplo, Rajoy habló sobre una niña que tiene una familia, un hogar y trabajo, pero no dijo que va a hacer.
    Meghan Tighe said...
    Un buen discurso político debe impresionar a su audiencia, inspirarla a decir “¡Sí! ¡Estoy de acuerdo! ¡Esto es lo que yo creo y quiero también!” En el primer discurso que leímos, Rajoy consiguió esta tarea, pero en el segundo fracasa, a su discurso le falta creatividad y originalidad. Por el contrario, Zapatero ofrece un discurso nuevo y convincente y ha hablado mejor.
    Zapatero empieza su discurso con el pasado, lo acaba con el futuro, y habla sobre el presente entre los dos. Sigue un patrón cronológico, nos dice lo que ha hecho y después, usa “Ahora” para sumarlo todo. Varía entre las frases “estoy convencido” y “estoy comprometido”; repite las palabras “porque”, y al final usa el mismo verbo en el mismo tiempo: “Gobernaré”. Todo esto para subrayar su dedicación al progreso de España y su convicción de intentar mejorar el país. No solo habla sobre sus filosofías de gobernar y los temas más urgentes – sino que igualmente destaca su preocupación por los problemas específicos y necesidades actuales como el desarrollo sostenible y la paz. Hay que mencionar un poco de todo – porque los asuntos menos tratados nos preocupan asimismo. Queremos que nuestros políticos se encarguen de la economía y el cambio climático, el paro y los derechos de las mujeres. Exigimos y no esperamos nada menos de ellos.
    El discurso de Rajoy me impresionó menos. Sus pensamientos sobre ETA y la economía dominaron el discurso - casi hasta al punto de había demasiada repetición. Me sentía como “Ya lo sabemos” que hay que derrotar a ETA y que la economía tiene una influencia considerable. Si bien son cosas imprescindibles, la variedad ayuda. Esta actitud se traduce en un discurso menos bonito y brillante – cuando nos dice todo lo que hay que hacer y que tenemos que actuar con realismo me desalienta en vez de animarme lista para cambiar el país. Sin embargo, a la vez Rajoy cambia el tema mientras avanza a través del discurso. Comienza con España como un gran país, después sus esperanzas para la nueva legislatura, luego su propósito para el PSOE, luego los votantes del PSOE, ETA, encima la Economía y la educación y al final, su “niña”. Es demasiado – como si fuera saltando y brincando desde una cosa a otra. No hay síntesis entre todos los temas. Si no elimina algunas ideas, por lo menos debería añadir algunos buenos conectores. Tampoco creo que “la niña de Rajoy” fue un punto bueno de Rajoy cuando la mencionó antes, por eso no debería haber hablado sobre ella otra vez, menos aún en su conclusión.
    Me sorprendió que me gustara el discurso de Rajoy más en el primer debate, y el de Zapatero en el segundo. Creo que cambiaron estilos y estrategias lo cual benefició a Zapatero más porque este debate era el final antes de las elecciones. Rajoy afirmaba que tenía “la cabeza y el corazón” pero en el segundo debate le falló enseñarnos este corazón, y todavía más, falló en encender el nuestro.

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